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Cultura Transversal

SMART CITIES, CIUDADES INTELIGENTES DEL S. XXI

La irrupción de las Tecnologías de la Información y la comunicación ha supuesto el desarrollo de una nueva concepción de la Ciudad.

Este nuevo eje vertebrador de un nuevo modelo de Sociedad dota en las ciudades de un nuevo papel fundamental creando nuevas redes de geografía transnacional vinculadas entre sí por medio de una nueva arquitectura organizacional. Sassen (2003).

La ciudad del S. XXI se concibe como Smart City. Las Smart Cities son ciudades inteligentes, basadas en la eficiencia o super-eficiencia de sus recursos. Esta super-eficiencia viene dada por el uso de sus recursos y se concreta en la capacidad de dotar en el espacio público, a las políticas públicas, a las instituciones, empresas y a sus ciudadanos, de un desarrollo sostenible a nivel, no únicamente económico, sino también social, ambiental y administrativo.

La actual tendencia en fortalecimiento de esta moderna concepción de la Ciudad hace que se considere que en menos de cuatro décadas muchas grandes ciudades hayan implementado este modelo de gestión de sus recursos, coincidiendo con la previsión que el 70% de la población mundial será población urbana.

La Hiperconectividad consecuencia del uso extensivo de las TIC exige que cada vez más las ciudades aporten infraestructuras tecnológicas con capacidad de complacer las cada vez más cuidadosas exigencias de sus habitantes. En este sentido se tiene que tener presente que la ciudadanía cada vez más concienciada con las teorías del Decrecimiento y con la sostenibilidad, demandan políticas de control de los recursos, regreso al ciudadano de sus aportaciones tributarias en forma de servicios de calidad y una rendición permanente de cuentas.

Las Smart cities fundamentan su desarrollo urbano sobre criterios de eficiencia energética, infraestructuras dotadas de soluciones tecnológicas más avances, sostenibilidad ambiental y eficacia en unos servicios públicos de calidad. Recientemente se ha abierto un interesante debate sobre la participación del sector privado en el desarrollo de las Smart Cities. Parece claro que esta participación del sector privado miedo ser clave a la hora de diseñar determinadas infraestructuras que podrían ser financiadas, en parte, por el sector privado. Como resultado de este imparable desarrollo de los diseños de Smart Cities, las principales consultoras mundiales ya disponen de departamentos de estudio y consultoría sobre Ciudades Inteligentes. Pueden ser ejemplos de este fenómeno IBM o Indra.

La empresa privada, más allá del papel económico como financiador de las infraestructuras necesarias, también tiene un importante papel en el impulso y el desarrollo de las Smart cities. Las grandes empresas y las multinacionales necesitan espacios centralizados que los permitan ejecutar su trabajo de globalización (Sassen 2003). Este espacio tiene que estar dotado de las más avanzadas infraestructuras que permitan gestionar recursos con el mínimo coste y con criterios propios de la Responsabilidad Social Corporativa. Estos aspectos son bien conocidos por los gestores municipales que saben que la Smart City tiene que ser, y podemos afirmar que en algunos casos ya lo son, plataformas desde las que se puede plantear un escenario ideal para la innovación empresarial y el crecimiento de las start up. Por este hecho, las Smart cities constituyen una herramienta que fomenta el desarrollo social, la participación ciudadana y el crecimiento económico.

Al igual que en el mundo empresarial la implementación del uso de las TIC ha significado un importante incremento en la productividad. (Billon, M et Al: 2007). Parece claro, que como consecuencia del intercambio permanente de información, podemos afirmar, por analogía, que este intercambio *informacional puede contribuir no de forma exclusiva a la reducción de costes económicos, sino también al incremento de la calidad de vida y mejora de las condiciones de salud de la ciudadanía.

La Smart City contribuye a la vez a reducir el gasto público dedicado a la gestión de los servicios públicos mediante el intercambio de información y el procesamiento de datos obtenidos mediante la tecnología digital.

Mediante las Smart Cities se facilita la participación ciudadana, implementándose los modelos participativos propios del Gobierno Abierto dentro del ámbito competencial y territorial de la Ciutat. El ciudadano dispone de mecanismos de colaboración en la gestión pública. El Ciudadano puede hacer llegar sus propuestas a la Administración porque esta la incluya en la Agenda del Gestor público. Se garantiza de este modo la democratización de la gestión pública y permite lograr altas cotas de Gobernanza y de democracia participativa. El ciudadano puede identificar fácilmente cuáles son las necesidades de su ciudad mientras que la iniciativa privada puede hacer de estas carencias: ideas de negocio para aportar a la ciudad.

Es importante destacar la apertura de datos públicos (Open Data) a las empresas privadas. Esto permite que estas empresas puedan desarrollar aplicaciones reutilizando estos datos y aportando conocimiento, favoreciendo la innovación y creando valor añadido al ciudadano.

La mejora de la Transparencia de la Administración comporta una mejora en el grado de conciencia de los ciudadanos sobre su entorno más inmediato, proporcionando información de calidad en tiempo real.

Algunos ejemplos prácticos ya implementados en diferentes ciudades del mundo:

En Barcelona: Bustia Ciudadana. Se trata de una aplicación para Smartphone (concretamente para Iphone) que permite al ciudadano informar de las incidencias a la vía pública. Esta App se de fácil utilización y permite al ciudadano conocer el estado de las vías públicas en tiempo real.

En Singapur: Live Singapore se un proyecto que proporciona a los ciudadanos información y datos permiten al ciudadano tomar decisiones partiendo de los datos captados y organizadas por la misma administración. A guisa de ejemplo, permite visualizar las isocrónicas, esto quiere decir que se facilita un plano de la ciudad para el transporte en vehículo propio en el cual las distancias entre dos direcciones se muestran en distancia de espacio temporal, no por distancia de espacio físico, esto se hace posible introduciendo datos como las obtenidas por: retenciones, accidentes, obras.

En San Francisco: Un Sistema inteligente de sensores de aparcamiento ubicados al asfalto, permite identificar –en tiempo real- y ubicar al mapa de la App del móvil, las plazas de aparcamiento y su ubicación. El que permite una gestión del tiempo y un ahorro de combustible.

En Nueva York: Una empresa privada consiguió la cesión de los datos sobre sanciones impuestas por falta de higiene a los restaurantes. Después generó un mapa que mediante técnicas de geolocalización permitían al ciudadano poder conocer antes de entrar en un establecimiento, si este había sido objete de sanciones por parte de los servicios de control del ayuntamiento. Especialmente en materia de sanciones por existencia de plagas de insectos y ratas.

El fenómeno de las Smarts Cities constituyen una revolución en el uso de las TIC aplicadas a la gestión pública y a proporcionar una arquitectura informacional que dote las infraestructuras y a las personas de información cumplida, de calidad y a tiempo real. Esta adaptación de las ciudades a los requerimientos de un mundo interconectado se la propia del S. XXI.

Santiago García Casado

Bibliografia

Benkler, Y. (2006). “Peer production and sharing”. The Wealth of Networks. Yale University Press. pp. 59-90.

Billón, M.; Lera, F.; Ortiz, S. (2007). Evidencia del impacto de las TIC en la productividad de la empresa. ¿Fin de la “paradoja de la productividad”?. Cuadernos de Economía. Vol. 30. Núm. 82, enero-abril 2007, pp. 5-36.

Fundación Telefónica (2011). Smart Cities: un primer paso hacia la internet de las cosas.. Ariel. Madrid.

Sassen, S. (2003). “Localizando ciudades en circuitos globales”. Eure, 88, pp. 5-27.

Sassen, S. (2008). “Actores y espacios laborales de la globalización”. Papeles, 101, pp. 33-51.